miércoles, 13 de julio de 2011

LLAS RUINAS DE KATALUM


Las Ruinas de Katalum
Relato original de Pacelli Torres

“Se dice que nadie puede encontrar las ruinas de Katalum. Sin embargo, podría jurar que aquellas marcas que vi en la semilla de un durazno, eran justamente el mapa para llegar a Katalum”
“Pero”, me dije a mi mismo,” nadie puede llegar a Katalum. Incluso conociendo su posición es imposible alcanzar aquellas ruinas míticas que han poblado por milenios las leyendas de los pueblos remotos que visitara en mi juventud”
“Ahora tengo 98 años y mis ojos y mis fuerzas empiezan a fallarme. Pero Katalum persiste anclada en mi mente desde el día en que oí hablar de ella por primera vez”.
“La semilla de durazno con el mapa que conduce a aquellas mágicas ruinas la he sembrado en mi jardín. Me gusta pensar que algún día crecerá de ella un frondoso árbol que servirá como guía a los viajeros suficientemente aventureros que busquen llegar a mi amada Katalum”.
Y aquel anciano que escribía murió y el árbol creció sano y fuerte; y cuando el sol proyectaba su sombra, en efecto, aparecía la silueta de las ruinas de Katalum.
Pero, algo mucho más maravilloso sucedía al mismo tiempo. En todas y cada una de las hojas tenía lugar un milagro. La energía solar era trasformada en energía química que el árbol empleaba para su crecimiento, y, a la vez, consumía dióxido de carbono, sustancia de desecho de otros seres vivos; y producía oxígeno, esencial para la vida en la Tierra.
El joven botánico que leía esto en su viejo libro levantó los ojos y estuvo pensativo por largo tiempo, antes de comprender que había llegado a Katalum.

Pacelli , feb 10 2011

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